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Psicoterapia de la violencia filio-parental, entre el secreto y la vergüenza

Conferencia: Dr. Roberto Pereira

La Violencia Filio-Parental (VFP) ha existido desde siempre, afirma el Dr. Pereira, al igual que el resto de los tipos de violencia intrafamiliar. Sin embargo, no es hasta ahora que los medios de comunicación han puesto el foco sobre este problema, tras fijarlo antes en otros tipos de violencia como el maltrato infantil o la violencia de género.

Entendemos por VFP conductas de violencia física como agresiones, empujones, arrojar objetos; violencia verbal como insultos repetidos y/o amenazas; o no verbal como amenazas de agresión y/o rupturas de objetos apreciados, realizados de manera repetida hacia los padres o los adultos que ocupan su lugar.

El Dr. Pereira nos muestra un video de un programa de televisión donde el hijo se comporta de forma agresiva y violenta con los padres cuando éstos tratan de disciplinarlo. Vemos la habitación del joven: una habitación llena de todos los caprichos que probablemente él mismo ha solicitado a sus padres: gran televisión, play station, gran ordenador, etc.

El problema de la violencia filio parental suele quedarse en el seno de la familia, sugiere el Dr. Pereira. Así que los únicos datos de que se pueden obtener es a partir de las denuncias. Aunque las noticias acerca de la VFP aparecen desde el 2005 en los medios de comunicación españoles, las instancias judiciales ya habían comenzado a registrar un incremento importante de las denuncias entre los años 2000 y 2004.

En un estudio longitudinal realizado en el País Vasco se encontró una prevalencia del 7,2% de los hijos han agredido en algún momento a sus padres. Pero no se trata de un hecho aislado; el fenómeno de la VFP también ocurre en el resto de España y en otros países latinos como Colombia, México, Paraguay, etc. tal y como demuestran los recortes de prensa que nos muestra el Dr. Pereira.

La pregunta que nos podemos hacer es si la VFP ¿es violencia doméstica?

Reflexionando acerca del espacio doméstico nos encontramos con un espacio privado donde lo público tiene cada vez mayor intervención. Cada vez más este espacio privado se está convirtiendo en algo público. Por ejemplo, el Dr. Pereira expone una noticia de periódico donde un juez de Sevilla rechaza la petición de un joven para que sus padres le suban la paga. Esta noticia llama la atención no por la resolución del juez, sino por lo insólito que supone que un juez acepte este tipo de denuncia y entrar a juzgar si la paga que recibe un hijo de sus padres es justa o no.

Cada vez más la privacidad del hogar está invadida por la regulación pública. En países como España la coerción física está retirada tanto de los padres como de las escuelas. Los únicos capacitados para administrar este tipo de coerción al Gobierno.

Todo esto hace que la autoridad de los padres disminuya. De este modo los hijos llegan a una pseudo-independencia haciéndose cargo de sus vidas sin que haya un adecuado proceso de desvinculación. Y así es como los hijos se apropian de un poder que no tiene lugar un lugar legítimo y, como consecuencia se recurre a la violencia para mantener ese poder ilegítimo.

Lo que resulta interesante, afirma el Dr. Pereira, es que la VFP tradicional aparecía en las dinámicas familiares como un problema añadido a otro problema; por ejemplo aparecía en casos de drogadicciones, esquizofrenias o jóvenes que se defendían de una agresión, o que respondían defendiendo a otro familiar o que devolvían el maltrato de los padres cuando ya son mayores.

Sin embargo ahora, la VFP se ha convertido en problema central: son niños, adolescentes y jóvenes con conductas aparentemente normales que ejercen la violencia dentro de casa. El consumo de sustancias en estos casos es solo un facilitador de la violencia, no el problema en sí. Ahora se trata de una violencia en escalada que puede comenzar con insultos, escalar a romper objetos y amenazas y evolucionar hasta la violencia física.

De acuerdo al Dr. Pereira, algunos cambios sociales relacionados con el incremento de VFP es el cambio de un modelo jerárquico autoritario, a un modelo democrático mal entendido, donde todo el mundo puede opinar y la opinión de todo el mundo vale lo mismo. 

Por ejemplo, en las familias, algunos padres creen que educar democráticamente supone que la opinión de los hijos, a cualquier edad, tenga el mismo valor que la de los padres, o que las normas deben consensuarse entre todos, sin que los padres, por el hecho de serlo, tengan que jugar ese papel.

Pero también hay cambios sociales por ejemplo en las escuelas. Hace unos años los padres se aliaban con los profesores en la educación de los hijos. Sin embargo ahora es más frecuente ver una alianza entre los padres y los hijos que desautoriza al profesor.

Otros cambios sociales puede ser la disminución de los hijos en las familias, así cuando los hijos son menos se les valora más y también la escasez de tiempo de los padres con sus hijos. La calidad del tiempo que se pasa con los hijos es importante, pero también la cantidad.

Cambios en los modelos familiares europeos: familia monoparental, cambios en el cambio del ciclo vital familiar, edad más avanzada de los padres… Cambios en una sociedad más permisiva con la agresividad de los niños y menos con la de los padres, incremento de los mensajes violentos en los medios de comunicación…

Estamos en una sociedad cortoplacista, satisfacción del deseo a corto plazo, así lo de la educación tiene menos prestigio: “Para educar está el colegio, yo soy padre” Así el colegio está para castigar y frustrar y yo estoy para dar. Los efectos a corto plazo de la educación muchas veces no se ve. La educación es una inversión a largo plazo.

El modelo educativo no está basado en las recompensas o en la superación de obstáculos relacionados con la construcción de una buena autoestima. Así en la VFP encontramos: jóvenes con baja autoestima, exacerbado egocentrismo, impulsividad y ausencia de empatía.

Entre los factores que favorecerían la VFP, continúa del Dr. Pereira, encontraríamos:

  • Experiencia familiar de utilización de la violencia para resolver conflictos.
  • Padres no normativos “democráticos”, excesivamente permisivos.
  • Padres sobreprotectores por razones diversas.
  • Inconsistencia y desacuerdo entre los padres en la educación.
  • Arbitrareidad en los castigos a los hijos.
  • Relación conflictiva crónica entre los padres que incluye al hijo en el juego relacional.
  • Relación pasional-fusional entre uno de los progenitores y el hijo.

Podríamos señalar las siguientes como las principales áreas disfuncionales en la dinámica familiar:

  • Organización jerárquica y señalamiento de normas
  • Protección y secreto
  • Separación y fusión.

A continuación el Dr. Pereira nos muestra un caso donde la relación entre la madre y el hijo con el hijo violento, provenía de una relación fusional. Una relación donde uno de los progenitores pone las reglas y el otro, por rivalidad con éste, deja sin efectividad esas reglas. Después, lo sorprendente de estos casos es que ambos progenitores le echan la culpa al hijo.

Casi todas las familias niegan la agresión FP. Por ello, como terapeutas evitaremos culpabilizar a los padres de haber educado mal a sus hijos. Debemos recordar que la familia protege su imagen familiar. La VFP destruye el mito de la familia en paz y armonía.

Como consecuencia, la familia se aísla del exterior para proteger su imagen familiar, lo cual a su vez hace cada vez más difícil hablar del problema. En los casos de VFP, la vergüenza es un factor importante para entender la conducta de los padres.

Al inicio de la VFP, los episodios violentos pueden ser entendidos como un proceso primitivo de desvinculación. En un primer momento la violencia aparece como un “déjame respirar” pero rápidamente se observa un beneficio en las conductas de violencia: se consiguen cosas. De esta forma se perpetúa la violencia.

La relación fusional es deseada por ambas partes, por una necesidad de apoyo hasta que esta relación se agota en sí misma.

Para más información artículos, protocolo de intervención, etc. ver página web:

www.euskarri.es

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Fuente: Ponencia Dr. Roberto Pereira

VIII Congreso RELATES.

Universidad de la Azuay.

Cuenca, Ecuador

Junio, 2012.

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