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Terapia familiar en contexto. Entrevista a Charles Fishman

Autor: Claudio Des Champs

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Aprovechando su estadía en la Argentina entrevistamos al Dr. Charles Fishman, un experto en terapias contextuales, Director Ejecutivo del Instituto para la Familia y Presidente del centro para la Familia en Princeton.

Con él, y con el Dr. Alberto Vásquez (1), dialogamos sobre el tratamiento de familias en su contexto social y sobre un tema que no queremos olvidar: el atentado a la AMIA, que postergó, entre tantas cosas, el seminario que el Dr. Fishman iba a desarrollar en ése ámbito.

Perspectivas Sistémicas (PS):-¿Cuál fue su impresión con respecto al atentado?

Charles Fishman (Ch.F): -La reacción que tuvimos en nuestra comunidad en Estados Unidos fue impresionante, nos conmovió profundamente. Como terapeutas de familia se plantea una cuestión fundamental: de qué manera el hecho tocó directa o indirectamente al grupo familiar. Lo principal es cómo trabajar para que la familia siga adelante. La rehabilitación es un tema importante del que casi nadie habla.

Nos tenemos que plantear qué podemos hacer con las personas afectadas, para disminuir su aislamiento, para construir un sistema de hermandad en donde los amigos pueden ayudar a hacer “buena medicina”, brindando un mayor contexto social, un sostén comunitario. Esto contribuye a disminuir el aislamiento. Obviamente necesitamos hacer cosas concretas por las familias, pero hablamos de dos cosas diferentes: una es el sistema de sostén social del que la familia forma parte; la otra, las relaciones internas familiares. Ninguna de las dos puede ser ignorada.

P.S. -Entiendo que cada familia es diferente, pero aún así, ¿hay alguna estrategia que pueda ser utilizada en estos casos, o alguna precaución que deba tomarse?

Ch. F. –De alguna manera, nosotros, como terapeutas familiares, estamos siempre presentes en momentos de crisis. No en momentos tan extremos como este, pero en general la gente concurre a la terapia en momentos de inestabilidad emocional en las familias. Entonces, para extrapolarlo a la situación de crisis, existe una cantidad de áreas diferentes que la terapia familiar debe abordar. La primera es ser testigo de la experiencia de la gente, estar con ellos, acompañarlos. Es imposible ignorar el dolor que están padeciendo.

P.S: -¿Ud. piensa que esto se podría abordar específicamente desde el trabajo de red?

Ch. F.: Conviene determinar cuál es la gente del sistema que puede operar como un auténtico sostén para la familia, manteniendo la homeostasis. Un ejemplo podría ser el Servicio Social, o los trabajadores sociales. Existen dos maneras de reinsertarse en el sistema: la primera es ayudar a reconstruir un sistema auténtico; la segunda, observar las funciones dentro del sistema, reestructurándolas.

Dr. Alberto Vásquez: -A nosotros, a “Contextos”, este terrible hecho nos ha tocado de cerca porque el trabajo que vamos a hacer con Charles Fishman en su retorno a nuestro país en la primera semana de octubre, iba a ser un trabajo en la AMIA, en donde yo he sido entrenador y supervisor del Servicio Social durante 14 años. En este momento, “Contextos” tenía una doble inserción: una, porque la directora del Servicio Social, Norma Lew, es una de nuestras asociadas y una de nuestras docentes; y otra, porque seguimos entrenando y seguimos en contacto con el servicio Social de AMIA. Este 

Servicio Social, que muy pocos conocen, ha trabajado, dentro y fuera de la comunidad, en terapias contextuales desde hace 10 años. Por eso decidimos traer a Charlie Fishman, por toda la experiencia que podría aportar a nuestra visión y a nuestro trabajo de campo.

A partir de esta situación hemos decidido reformular los seminarios.

Los llamamos, la “Segunda Revolución”, porque justamente hablan de todo lo que podemos hacer los terapeutas familiares más allá de la terapia familiar. En las circunstancias actuales esto adquiere un sentido aun mayor.

En nuestro país hay mucho trabajo en terapias contextuales, en Servicios Sociales, fuera del mundo “psi”, en los juzgados por ejemplo. Lo de AMIA posibilita que todas estas experiencias aparezcan. Ahora la gente se entera que en la AMIA, o en el Hospital de San Isidro se trabajaba así.

Por otro lado, la gente que trabaja en Servicios Sociales no tiene tiempo para escribir, porque hay que actuar ya. Es tanto el trabajo que no hay tiempo para conceptualizar, si bien se trabaja seriamente. Quizás esto sirva para tomar conciencia que existen nuevas herramientas, que hay áreas que hay que cubrir, y que los terapeutas familiares no estamos exentos de eso. Como dice Charlie (Fishman) en el primer capítulo de su libro (2), los terapeutas familiares sistémicos estábamos respondiendo insuficientemente a problemas acuciantes, como la falta de empleo, los problemas en el trabajo, la violencia familiar, la inseguridad. Ahora a los argentinos se nos agrega este tema del terrorismo. Este ya es un escenario del mundo entero, no sólo del llamado “primer mundo”.

PS-: Dr. Fishman, ¿es real el hecho de que en los Estados Unidos la terapia familiar y la terapia breve están siendo elegidas mayoritariamente y que las terapias tradicionales están desapareciendo?

Ch.F: –La terapia familiar está creciendo, pero es un proceso muy lento. Es verdad que las terapias tradicionales están perdiendo terreno, pero esto no constituye ninguna revolución conceptual. Se trata de un nuevo fenómeno que en los Estados Unidos se llama “Manage Care” (3). La gente les pregunta a los clínicos cuántas sesiones va a durar su tratamiento, porque así lo exigen las obras sociales. Es por eso que algunas terapias tradicionales como el psicoanálisis, están desapareciendo, porque las obras sociales no las pagan. En los Estados Unidos nadie paga su tratamiento. Lo hacen las obras sociales o los seguros de salud.

PS -¿Podría sintetizar los conceptos fundamentales de su trabajo?

Ch. F.-Puedo decir que tanto yo como muchos de mis colegas estamos decepcionados con los efectos de la terapia familiar en los Estados Unidos. Desde hace 20 años la familia ha cambiado drásticamente. Es menos transgeneracional, ya no se toma tan en cuenta a los abuelos; es el sistema contemporáneo el que impacta mucho más a la familia: amigos, Instituciones, Servicios sociales.

El cambio conceptual consiste en que la solución a los problemas deba encontrarse en el marco de los sistemas contemporáneos. Lo esencial es determinar el contexto contemporáneo, para desarrollar la terapia dentro de ese contexto y construir un sistema más amplio, más profundo, que influya en la vida de muchas familias, especialmente en los problemas de los niños, y no sólo dentro del contexto judicial sino en el particular de cada familia.

La segunda área en la que se desarrolla la terapia familiar tiene que ver con los trabajadores sociales. En mi experiencia, la gente aprecia la ayuda que recibe de estos agentes. Creo que los terapeutas familiares estuvieron encerrados mucho tiempo. Ahora están encontrando formas nuevas de abordaje, en las cuales los operadores actúan dentro de la comunidad.

Pienso que los terapeutas familiares tenemos un complejo de inferioridad. Nosotros podemos contribuir a hallar las intervenciones correctas en varias áreas, tales como el derecho y la medicina. Creo que es esencial que seamos tan efectivos como podamos, en la reducción del sufrimiento humano lo que podemos lograr con las intervenciones sistémicas. Tales tratamientos o intervenciones pueden ser aún más efectivos cuando son realizados en el contexto social mismo.

Agradecemos al. Dr. Vázquez, a la Lic. Cristina Bluthgen haber facilitado a Perspectivas Sistémicas el acceso al Dr. Fishman y la invitación a participar en la actividad científica que este profesional realizará en el marco de la institución “Contextos”.

(1)Queremos señalar que el Dr. Fishman vino igualmente a la Argentina y brindó generosamente su apoyo personal y profesional. 

(2) “Terapia Estructural Intensiva”. Tratamiento de familias en su contexto social.

(Amorrortu Editores)

(3) Seguro Social 

 

“Altruismo” (Fragmento)

“A la mayoría de nosotros nos enseñaron que los impulsos humanos básicos son la procreación, la agresión y la curiosidad. Como clínicos, tenemos que ser muy concientes del otro gran impulso –el altruismo- y aprovechar la parte altruista de las personas con las que trabajamos para crear una comunidad de apoyo más fuerte. Quiero dejar en claro que al hablar de altruismo no me refiero a una actitud de ligereza y optimismo excesivos. A veces, ser altruista significa tomar decisiones difíciles: por ejemplo, aconsejar a la familia que llame a la policía para que se ocupe de un hijo descarriado o negarse a atenderla, y derivarla a otra parte, si las circunstancias lo exigen. Una de las manifestaciones más penosas del altruismo se da cuando los clínicos provocan crisis terapéuticas en el sistema. Es mucho más fácil y cómodo hacer coparticipación con el sistema para difundir el conflicto; el talento está en asirnos de nuestros asientos y ayudar a que la crisis se despliega.

El altruismo representa un verdadero desafío y una oportunidad para nuestra disciplina. El desafío es este: si registramos y respetamos la fuerza de la familia y su motivación subyacente (que en muchas situaciones es altruista) podemos acrecentar esa fuerza. El ser humano posee un notable repertorio de conductas positivas, bien documentado; sólo necesitamos reconocerlo y usarlo en beneficio de todos.”

(Extraído de “Terapia Estructural Intensiva”)

Publicado en Perspectivas Sistémicas N° 33, año 7, septiembre/ octubre 1994.

 

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