Nuevos tipos de familia y nuevas formas de relación en la sociedad contemporánea
Mesa: M. C. Borrero, M. E. Rosselli y T. Moratalla
Nuevas formas de familia y relaciones parentofiliales a partir de la ruptura de pareja en la sociedad contemporánea
Porf. Maria del Carmen Borrer
La Dra. Borrero comienza su exposición enumerando las nuevas formas de familia después de la ruptura:
- Familias de padres divorciados.
- Familias monoparentales.
- Familias ensambladas.
Se centrará en las familias después del divorcio en el nuevo rol de padre en estas familias ensambladas en la sociedad contemporánea.
La ruptura es el motivo más frecuente de consulta tanto en la terapia familiar como en la de pareja. El divorcio es una crisis de pérdidas múltiples: pérdidas conscientes y otras inconscientes que necesita un proceso de duelo y organización para emprender una aceptación de una nueva organización social y familiar.
La Dra. Borrero, al terminar su tesis, propuso un modelo de intervención a través de grupos terapéuticos para trabajar con las mujeres que eran las más dependientes, para ayudarlas a entender su corresponsabilidad en la ruptura para así evitar posibles segundos divorcios.
Reconstruir la identidad y recobrar la autoestima se constatarían como objetivos terapéuticos. La gran mayoría de las mujeres pertenecían a modelos machistas. Hoy en día los grupos terapéuticos también incluyen a hombres. Además se observa que cada vez hay más pacientes varones en la consulta.
De acuerdo a los datos ofrecidos por la Dra. Borrero, en Ecuador el porcentaje de divorcios en los últimos 10 años aumentó un 68%. El promedio de edad de los 30 a 35 años y el tiempo de duración del matrimonio dura menos. Más uniones libres que de matrimonios. Igual número de mujeres que de hombres que solicitan divorcio. Esta nueva forma de pensar cala en más en la población de clase media, profesional y urbana de Ecuador.
Las observaciones en la práctica clínica, hombres y mujeres aportan por igual a la economía familiar. Existe lucha de poder que puede no solucionarse, su discurso es postmoderno mientras lo no dicho pertenece a un discurso tradicional. Los vínculos más frágiles y menor compromiso. Difícil un proyecto de familia. Un yo y tu marcados dificultad para construir un nosotros. El tiempo de conflicto conyugal es menor. Se opta por la ruptura como una primera alternativa. Nulo o escaso proceso del duelo y conciencia de la co-responsabilidad.
A los niños se les enseña a no mostrar el dolor que acaban mostrando síntomas, agresiones, somatizaciones y bajo rendimiento escolar.
Continuando con la exposición de la Dra. Borrero, se observa prisa por recuperar la vida de solteros, seguir estudiando y el propio desarrollo profesional. Poco tiempo con los hijos compensado con aparatos electrónico con sus consecuencias para el desarrollo personal y físico. Los hijos ven a sus padres como hermanos y como amigos lo que les hace sentirse desprotegidos, sin normas interiorizadas.
Los tiempos entre separarse y nueva pareja se ha acortado, continúa la Dra. Borrero, involucrando rápidamente a los hijos en estas nuevas uniones.
Existe una mayor demanda de terapia en las fases de pre y post separación para proteger a los hijos. Hay más conciencia de la parentalidad después de la separación. Muchos padres vienen a terapia para mejorar el vínculo con sus hijos. Cada vez más hijos en custodia compartida.
Importante diferenciar un divorcio sano y destructivo, nos advierte la Dra. Borrero. En el divorcio destructivo los padres involucran a los hijos en el conflicto, tratando de desvalorizar al otro cónyuge y confundiendo a los hijos que quieren a sus padres. En el divorcio sano la pareja se separa protegiendo la identidad del cónyuge y manteniendo a los hijos al margen de la separación y cuidando los vínculos parentales con ellos.
Durante la separación es posible que se declinen las funciones parentales. Si esto sólo ocurre durante un tiempo del proceso no tendrá mayores consecuencias. El peligro es que uno de los padres olviden sus funciones parentales. El hijo necesita a los dos padres, recuerda la Dra. Borrero.
La parentalidad se ha vuelto más igualitaria, dejan de ser proveedores y son más emocionales con sus hijos. También han dejado de tener autoridad. Se necesitan a las dos figuras parentales después del divorcio.
Las familias ensambladas cada vez más frecuente son funcionales si los padres hacen la relación de pareja después de un proceso de duelo para no repetir la misma historia. La parentalidad se prioriza sobre la nueva relación de pareja, si se vuelve rígido dificulta la adaptación. Los hijos necesitan más tiempo para acoplarse. Importancia del padre ausente, se les puede pedir respeto pero no amor por el nuevo progenitor. Espacio para el padre ausente. Esperar hasta que el hijo invite al nuevo cónyuge a participar en su vida.
El divorcio es una alternativa cuando las relaciones de pareja son destructivas, pero debería ser el último recurso, concluye la Dra. Borrero. Lo que determina el desarrollo de una las futuras generaciones es una buena función parental que incluya cuidado, amor, guia y normatividad que sólo se puede conseguir cuando exista responsabilidad y dedicación en los adultos.
Como trabajar desde la resiliencia en el acompañanamiento de niños y adolescentes de familias ensambladas y/o padres separados
Prof. Maria Eugenia Rosselli
La Dra. Rosselli comienza su exposición ofreciendo datos sobre la población colombiana, donde se observa un rango entre 14% y 34% de familias separadas. El trabajo terapéutico con estas familias consistirá en un acompañamiento desde la resiliencia, es decir, desde los recursos que la familia particular les ofrece. Reconocer al adolescente, a la familia, e incluso las resiliencias del propio terapeuta. ¿Quiénes somos nosotros y qué vamos a aportar a la familia?.
La Dra. Rosselli nos ofrece una definición formal para la resiliencia: “Algunos materiales cuando se someten a presión se cargan de energía y vuelven a su forma original”.
Aplicada esta metáfora a las dinámicas familiares, podríamos decir que la familia se va cargando de nuevas energías y van encontrando sus recursos particulares y familiares que la mueven hacia el cambio y la superación.
En el acompañamiento terapéutico, prosigue la Dra. Rosselli, se busca acompañar al individuo y a las diferentes relaciones diadicas dentro de la familia: padre-hijo, madre-hijo, hermano-hermana, etc. Así podemos identificar nuevas conexiones y nuevos recursos familiares. Comenzar a poder ver lo bueno y lo rico que lo rodea.
La familia ensamblada puede enriquecerse mutuamente a través del diálogo, asegura la Dra. Rosselli. Al iniciar el trabajo con la familia se pueden identificar los riesgos que tiene la familia y el individuo así como los factores de protección.
Riesgos: Luchas de poder entre los padres, triangulaciones, abandono del rol parental, etc.
Protección: empatía, autonomía, cercanía emocional a pesar de la distancia física, etc.
El terapeuta puede explorar las creencias que tiene la familia para salir adelante y crear nuevas creencias si hiciera falta, así como trabajar con la familia extensa. Además nos fijaremos en los aspectos nutricios de la relación parental, facilitadores de resiliencia. A partir de ahí podremos entrar en conversaciones terapéuticas: “Lo más importante en su vida es ser padres. Dejen por un momento su conflicto conyugal a un lado”.
El modo de entender en un niño de 5 años es diferente que en un adolescente de 14 años. Por ello será interesante confirmar cuál es el mensaje que ha llegado al interlocutor: “¿Cómo has entendido lo que te he dicho?”.
Como terapeutas ayudaremos a aceptar los cambios y entrenar los acuerdos en la familia: establecer claramente los lugares dentro de la familia; cómo integramos un conjunto de diferencias de cada familia, cómo son los lenguajes comunes; cómo va a afectar a los recursos económicos; cómo se va a tratar la lejanía de los padres; cómo se va a realizar el uso de celulares o de las nuevas tecnologías que pueden ayudar a la cercanía y disponibilidad de los padres.
Las familias muchas veces han vivido ambos procesos: separación, divorcio y ensamblaje familiar. Se requiere que el niño y el joven esté abierto a la incertidumbre y a lo nuevo mostrándole sus habilidades para realizar y asumir cambios adaptándose de forma positiva.
En familias ensambladas importante potenciar el reencuentro y facilitar la comunicación: escuchar y ser escuchado, facilitar reconocerse unos y otros en la diferencia, asegura la Dra. Rosselli.
Fortalecer la capacidad para lograr acuerdos en torno a la autoridad, hablando de ello y preguntando: “¿qué necesitas para que sea mejor padre?”
También será necesario conocer los sueños de los jóvenes y de los adolescentes: “¿Qué vas a ser?” ¿Qué recursos has aprendido en esta familia, con esta situación?” y permitir que continúe con su sueño.
La Dra. Rosselli concluye: “Dejar un sueño para construir otro sueño familiar, construyendo el sueño personal”.
Adolescentes frágiles: entre el mundo virtual y el real
Dra. Teresa Moratalla
La Dra. Moratalla comienza su exposición explicando que en las sesiones con adolescentes le llamó la atención la magnitud del número de amigos que presumían tener, ej: 900, 800, 1000, etc. Le llamaba la atención cómo chicos que apenas se podían relacionar con otros chicos de su edad llegaran a presumir de tener 800 amigos, cuando en realidad no tengo ninguno.
Cuando hablamos de un adolescente frágil, entendemos un adolescente que se ha criado en el seno de una familia que no ha sabido o podido ofrecer un sistema de pertenencia adecuado. No han recibido valoración ni reconocimiento del sistema familiar y sale al mundo con pocas habilidades para relacionarse en circunstancias externas, afirma la Dra. Moratalla.
En algunos casos esta falta de reconocimiento y valoración vendrá dada por exclusión del sistema parental, es decir, por deprivaciones afectivas y otras veces por una sobreprotección que tampoco reconoce el valor del niño.
Las primeras experiencias marcan una forma de entenderse a sí mismo como ser social. Los adolescentes frágiles buscan en sus acciones el reconocimiento y el afecto. En este contexto, las experiencias sociales a veces pueden ser salvadoras para un adolescente frágil generando relaciones de tipo afectivo que le ayudan a funcionar en el mundo (ej: mejor amigo).
Sin embargo, continúa la Dra. Moratalla, cuando la experiencia externa es difícil no lo van a convertir en un adolescente más difícil pero si puede dar lugar a narrativas que se instalan en el joven, como miedos o inseguridades accesibles en el contexto terapéutico.
Ahora el adolescente tiene más mundos posibles. Antes sólo existía el mundo de los grupos de clase y las tribus urbanas, donde la comunicación venía marcada por las reglas del grupo. Ahora también existe el mundo de las redes sociales, donde la comunicación viene marcada por el entorno virtual.
En este mundo virtual la imagen de uno mismo se proyecta en las redes sociales de una forma muy visual y exhibicionista, a la moda y con mucha gente, mostrándose popular para que te inviten a determinados lugares y sobre todo mostrando cierta ostentación.
La Dra. Moratalla nos introduce algunos conceptos interesantes (Dolors Reig, 2012):
Alone Together: internet nos aisla, propicia un tipo de relaciones mucho menos auténticas que las presenciales.
Sociabilidad aumentada: concepto “tengo muchos amigos” pero con escasa profundidad en las relaciones y sin contenido afectivo.
Además la percepción de quién se es en las redes sociales viene marcada por unas reglas:
- Me gusta, importante tener muchos me gusta.
- Cuelgan cosas en tu muro.
- Te identifican mandándote cosas
- Recibes muchos mensajes.
La función de las redes sociales da lugar a un modo de comunicación rico y fácil. No es una posición crítica a las redes sociales sino a la realidad virtual en que viven los chicos, afirma con rotundidad la Dra. Moratalla.
Y continúa: cuanto más distancia existe entre la imagen deseada y la real mayor frustración. Sin embargo el entorno virtual no permite expresar la frustración, hay que estar siempre bien y de mostrar una gran competitividad. Las páginas de internet son muy competitivas. Un entorno que no facilita la comunicación intima y profunda.
La sociabilidad, internet no permite una auténtica sociabilidad que se encuentra en confusión. Tengo tantos amigos cuando en realidad no tengo ninguno. Tampoco facilita el encuentro de relaciones íntimas y reconocedoras, afirma la Dra. Moratalla.
Algunos de sus pacientes muestran un número de amigos en las redes sociales entre 500 y 800, mientras estos mismos pacientes están mostrando situaciones verdaderamente complejas con sus familias de origen.
La Dra. Moratalla concluye:
- La modernidad líquida nos convierte en personas cambiantes, que buscan inmediatos y huyen de la responsabilidad y la solidez.
- En el mundo líquido si uno lleva unas buenas aletas, o una buena barca que le han facilitado en su casa, está bien, pero si no puede ser uno puede ahogarse.
- El mundo de las redes sociales no ayuda con focos a los que uno se pueda agarrar con fuerza.
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